La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre al empujar contra las paredes de las arterias a medida que avanza para llevar oxígeno y nutrientes a todas las células de nuestro cuerpo. A través de cada latido, el corazón bombea la sangre hacia las arterias, cuando esta presión es mayor se la denomina sístole, en cambio, cuando el corazón se relaja y la presión es menor, ese movimiento se lo llama diástole.
Para medir la presión arterial se utilizan los miligramos de mercurio (mmHg). La medida ideal se da cuando la presión sistólica está en 120 mmHg y la presión diastólica se encuentra en 80 mmHg. Hay hipertensión arterial cuando ambas superan esos niveles. Pero ¿cómo afecta esto a la salud ocular? En este post te lo contamos.
¿Cómo afecta la presión arterial a nuestra salud visual?
La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa, lo cual es muy peligroso, ya que en muchos casos la persona que la padece no presenta síntomas o, si los tiene, los atribuye a un fuerte dolor de cabeza y se automedica, poniendo en riesgo su salud. Detectarla a tiempo puede evitar problemas cardíacos, sufrir un ACV (accidente cerebrovascular) y daños en órganos vitales como los riñones y los ojos.
Cuando una persona presenta síntomas de hipertensión arterial, corre el riesgo de sufrir alteraciones en los vasos sanguíneos que se encuentran en la retina del ojo. Cuando esto sucede, hablamos de una retinopatía hipertensiva.
¿Qué es la retinopatía hipertensiva y cómo se trata?
Como consecuencia de esta enfermedad visual, las arterias normalmente encargadas de transportar sangre hasta la retina, tienen que soportar un alto nivel de presión arterial. Esto provoca que las arterias comiencen a hacerse más gruesas, dificultando el paso de sangre.
Las arterias también pueden contraerse y ensancharse, haciendo que el flujo de sangre se haga más lento o completamente bloqueado, lo que provoca una falta de riego sanguíneo en algunas zonas de la retina.
Estos daños pueden generar hemorragias en los ojos e inflamación en la retina, debido a que las arterias se vuelven permeables, haciendo que se más fácil la salida de líquidos procedentes de los vasos sanguíneos.
En el momento en que estas irregularidades en las funciones de la retina ocular afectan a la coroides, que es una capa que rodea a la retina y se compone de vasos sanguíneos, el paciente sufre de una coroidopatía hipertensiva. En cambio, si los daños alcanzan al nervio óptico, hablamos de una neuropatía óptica hipertensiva.
Factores de riesgo de la hipertensión arterial con consecuencias en la salud visual
Son población de riesgo de contraer problemas visuales como consecuencia de presentar altos valores de presión arterial aquellas personas que:
- Padezcan un descontrol en su presión arterial normal.
- Padezcan diabetes.
- Sean fumadoras.
- Sufran o hayan sufrido preeclampsia, una enfermedad que se da en el embarazo cuando la gestante presenta hipertensión arterial y proteínas en la orina.
- Presenten eclampsia, un estado de complicación de la preeclampsia que provoca convulsiones y puede derivar en un estado de coma.
- Presenten altos niveles de colesterol (hipercolesterolemia) y triglicéridos.
- Tengan más de 50 años de edad.
- Padezcan de obesidad.
- Se caractericen por ser sedentarias.
- Agrega sal en exceso a todas las comidas.
¿Cómo se trata y cómo se previene la retinopatía hipertensiva?
En realidad no existe un tratamiento específico para esta enfermedad, sino que lo importante es controlar diariamente la presión arterial. El objetivo es mantenerla equilibrada, de manera que los médicos dan al paciente las siguientes indicaciones:
- Implementar hábitos saludables: hacer ejercicio, eliminar o disminuir la sal en las comidas y controlar el peso.
- Receta de fármacos para mantener estable la presión arterial.
- Tomar y anotar la presión a diario.
Realizando con rigor estas recomendaciones, el paciente puede equilibrar sus niveles de presión arterial y así evitar que aumenten los daños en la salud tanto visual como general del cuerpo.