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Qué es el glaucoma y cómo detectarlo

glaucoma blog de salud visual

El glaucoma es una enfermedad visual neurodegenerativa que afecta directamente el nervio óptico. Generalmente avanza de forma progresiva, de manera que suele pasar peligrosamente desapercibida y provocar ceguera total e irreversible.

Es una de las principales causas de ceguera en adultos mayores de entre 60 y 65 años. Si bien puede desarrollarse a cualquier edad, afecta principalmente a esta población. Es por ello que resulta indispensable realizar controles periódicos con el médico oftalmólogo.

Esta patología produce la pérdida progresiva de las células ganglionares ubicadas en la retina y es por eso que, con el tiempo, los ojos reducen su campo visual, hasta perder la visión por completo.

¿Cómo detectar el glaucoma?

Para llegar a un diagnóstico certero, el especialista debe realizar cinco estudios:

  1. Tonometría: mediante esta prueba, se mide la presión interna del ojo. Durante el proceso, se usan gotas para anestesiar el globo ocular. Después, el oftalmólogo utiliza el tonómetro, un instrumento que sirve específicamente para medir la presión.

La presión de un ojo sano varía entre los 12 y los 22 mm Hg (milímetros de mercurio). Un ojo que padece de glaucoma suele pasar los 20 mm Hg.

  1. Perimetría: este estudio tiene como objetivo generar un mapa del campo visual y ayuda al especialista a detectar si el glaucoma está afectando la vista del paciente. Durante esta prueba, se le pide al paciente que fije la vista en el frente e indique cuando vea que una luz pase por su lateral (vista periférica). De esta manera se puede trazar el mapa de la visión particular del paciente.
  2. Oftalmoscopia: a partir de esta prueba, el médico examina el nervio óptico a fin de determinar si está dañado por el glaucoma. Se dilatan las pupilas del paciente mediante la colocación de gotas en los ojos. Luego, el oftalmólogo procede a inspeccionar el nervio óptico con un instrumento especial que contiene una luz en el extremo.
  3. Paquimetría: es un estudio simple y sin dolor, que consta en medir el espesor de la córnea. Se procede colocando una sonda denominada paquímetro en la parte frontal del ojo.
  4. Gonioscopia: esta prueba de diagnóstico ayuda a saber si el ángulo donde el iris se encuentra con la córnea es cerrado, amplio o estrecho. Se usan gotas para anestesiar el ojo y se coloca un lente de contacto portátil, el cual tiene un espejo que le indica al oftalmólogo el estado de la córnea.

Alertas que indican la presencia de glaucoma

Aunque, como dijimos, en un principio es probable que la enfermedad se manifieste de manera silenciosa, una vez avanzada, puede provocar ciertos efectos, como tener dificultades para leer, por ejemplo.

En todo caso, siempre es importante estar atentos y concurrir asiduamente al oculista para prevenir cualquier tipo de problema visual.

Algunos de los síntomas que nos pueden indicar que estamos ante la presencia de un glaucoma son:

  • Se puede sufrir deslumbramiento o sensibilidad a la luz, así como una mala adaptabilidad a la oscuridad. Esto dificulta la posibilidad de ver con claridad.
  • Dolor de cabeza y de ojos. Puede surgir dolor en el área ocular y en las cejas.
  • Visión de túnel. Se puede producir un estrechamiento en el campo de visión del paciente, más precisamente en la visión periférica.
  • Manchas borrosas. Aunque este síntoma puede ser una alerta para detectar otras patologías oculares, las personas que padecen glaucoma también las perciben.
  • Náuseas y vómitos. Tener una mala visión o visión borrosa puede ocasionar mareos y, como consecuencia, sensación de náuseas y vómitos.

Por último, es importante tener en cuenta que hay factores que colaboran con la tendencia a contraer glaucoma, como tener antecedentes de familiares que sufrieron de glaucoma; tener una elevada presión intraocular; y ser mayor de 60 años.

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